TIERRA DE EMIGRANTES
Al igual que cada vez más españoles, quizás tú también eres uno de los muchos que han decidido emigrar o se lo están planteando. En todo caso, seguro que conoces a alguien que ya lo ha hecho. En el 2018 el número españoles residentes en el extranjero aumentó un 3,2% con respecto al año anterior, alcanzando los 2.482.808 personas (Padrón de Españoles Residentes en el Extranjero, PERE) y esto tiendo en cuenta sólo los registros oficiales.
Si nos remontamos a las décadas de los años 60 y 70, (Ministerio de Trabajo, 1990) cerca de tres millones de españoles emigraron con destino a Europa. Probablemente alguien en tu familia haya emigrado en el pasado. Viendo estas cifras, casi podemos afirmar que todos descendemos, hemos sido o somos migrantes. Yo también lo soy. Hablaré un poco de mi experiencia inicial.
MI LLEGADA A DUBLÍN
Recuerdo perfectamente el primer día que llegué a Dublín para realizar una estancia en la universidad. Seguro que a ti también te pasa que hay momentos que recuerdas con perfecta claridad, mientras que otros caen en el olvido dos minutos después de haber pasado. Es así, los momentos especiales se almacenan en un sitio privilegiado de nuestro cerebro. El gran chute de emociones y sensaciones nuevas provoca una gran activación fisiológica que hace que una experiencia significativa se fije en la memoria.
Al bajarme del autobús del aeropuerto me encontré con una ciudad pequeña, gris y con mucho movimiento. Podría parecer una ciudad fría al igual que su clima, bastante similar al de mi Galicia natal por cierto, pero no lo era. Dublín es una ciudad acogedora o por lo menos lo fue para mí. Al adentrarme por Temple Bar con mi mochila y mi maleta en busca del alojamiento en el que me iba a quedar, percibí ese olor tan característico de Dublín a cerveza y a vinagre. ¡Madre mía que combinación! pensé, de aquella no conocía todavía la devoción de los irlandesas por las patatas fritas con vinagre. A medida que caminaba la música irlandesa me acompañaba. En los pubs se entremezclaba la música tradicional irlandesa en directo con la canción de los Black eyed peas “I gotta feeling” ¡La de veces que la escuché ese canción, demasiadas! En cierto modo sentí que era una bienvenida a la “Dirty old town”.
Al cabo de un rato, me di cuenta que no tenía ni idea de donde estaba, así que saqué el mapa que había encontrado en el aeropuerto para intentar ubicarme. De aquella no existían los Smartphone ni nada parecido. Yo tenía mi indestructible Nokia. Mientras que me estaba intentado aclarar con mi mapa, mi maleta y la mochila, una pareja irlandesa se paró para ayudarme. Se ofrecieron a acompañarme a mi albergue. En ese momento pude conocer la amabilidad de los irlandeses. Hace ya más de diez años de aquel día.
El ser una emigrante me ha ayudado a crecer, a valorar mis raíces, a aprender de otras culturas y a desarrollar mi carrera profesional; pero también he aprendido a convivir con múltiples pérdidas. Al igual que la mayoría de personas que dejan su tierra he experimentado los obstáculos con los que uno tiene que lidiar. He aprendido de ellos, no ha sido un proceso fácil, pero ha merecido la pena. Es por eso que me dirijo a ti para que puedas anticipar, comprender o procesar un poco mejor el significado de emigrar desde un punto de vista psicológico.
LA TIERRA PROMETIDA
Quizás en este preciso momento tú estás preparando tu viaje. Muchas dudas, preguntas y temores te inundan, es normal, te embarcas rumbo a lo desconocido ¿Qué te deparará esta nueva experiencia? Imposible saberlo con exactitud.
Antes de nada vamos revisar los motivos que te impulsan a dar este gran paso:
Sea cual sea tu motivación inicial, seguro que hay muchas ideas preconcebidas acerca de cómo será tu estancia. Sin embargo, con frecuencia la realidad difiere de las expectativas que nos creamos. Es por eso que en esta serie de artículos que voy a escribir intentaré exponer la realidad del emigrante en su conjunto. Tal y como yo la he vivido y a través de las personas migrantes o expatriados con las que trabajo y que comparten conmigo en terapia sus vivencias, éxitos, renuncias, alegrías y luchas diarias.
Es decir, revisando todas las dicotomías que conlleva el “vivir entre dos aguas”. Considerando tanto las fortalezas, la capacidad de resiliencia y valentía de dejar atrás una vida (familia, amigos, una tierra, un idioma, una cultura o un estatus); como las barreras que acarrea el establecerse en un nuevo país: las dificultades para encontrar una vivienda, un trabajo, aprender un idioma, familiarizarse con la cultura de acogida o desarrollar vínculos con personas del país u otros extranjeros.
Todo este proceso de cambio que muchas veces se vive en soledad o en silencio puede acarrear un sufrimiento el cual interfiere con la integración en el nuevo país. Además de acentuar el impacto de todas las pérdidas que uno experimenta en su viaje. Sin embargo las dudas o miedos son totalmente normales cuando uno experimenta una transición o un cambio tan radical como es la emigración. Pero esta experiencia no tiene porqué ser traumática, todo lo contrario. Pero en una etapa inicial del viaje…
¿Qué puedo hacer para prepararme y adaptarme al nuevo país?
1. ¡Organiza tu viaje!
Algo básico pero informarte sobre tu destino o hablar con alguien que lo conozca te ayudará a anticipar lo que te puedes encontrar y a sentirte mejor preparad@ para iniciar tu aventura.
2. Reflexiona:
Tómate un momento, respira, responde a estas preguntas.
• ¿Para qué voy?
• ¿Qué quiero conseguir?
• ¿Cuánto tiempo quiero estar?
Siéntate y escribe tus respuestas. Aunque los planes cambien, es recomendable tener una idea inicial de tus metas u objetivos. Te diré que en principio yo me fui a Dublín por 6 meses y ¡me quedé 8 años! Seguro que conoces a más personas en esa misma situación, pero conseguir lo que un@ quiere cuesta y si además un@ se siente bien es necesario dejarse llevar a veces, ¡adelante!
3. Una vez ya has llegado al país elegido…Mantén el contacto con la gente en tu país de origen.
Aunque dejes tu país de origen, eso no significa romper con tu pasado. Cultiva tus relaciones, podrán ser de ayuda en algún momento de bajón. Que como es lógico, los tendrás, todo el mundo los tiene.
4. No olvides llevar en tu maleta una “mentalidad abierta”.
Abandonas ese espacio en el que te sientes cómod@ y segur@ para llegar a un lugar desconocido. Te encontrarás con costumbres nuevas y formas de relacionarse diferentes a las tuyas. Ten curiosidad, observa y conoce antes de juzgar.
5. Participa en alguna actividad local.
Apúntate a algún club/asociación/ grupo ya sea para practicar en algún deporte, baile, actividad cultural, artística o hacer un curso para aprender un idioma. Esto te permitirá socializarte, conocer gente nueva y sentirte mejor preparad@ a la vez que desarrollas una actividad.
6. Ten a mano algún grupo de españoles (o personas de tu país de origen).
Aunque al irte de España, si es tu caso, puede que exista un deseo por conocer la nueva cultura rápidamente, rodearte de gente en tu misma situación puede ser un gran apoyo. Puedes visitar las redes sociales para conocer grupos de españoles en el extranjero. Además en distintos países existen Los Consejos de Residentes Españoles (CRE). Un servicio que proporciona información y normalmente organizan actividades para españoles en el extranjero.
7. Define los pasos a seguir para conseguir tus objetivos. Date tiempo.
Encontrar tu sitio, familiarizarte con el lugar, dominar el idioma o realizarte personal y profesionalmente, no es fácil. Lleva tiempo. Puede que te frustres, pero lo conseguirás si persistes. Evalúa regularmente los pros y contras de tu situación.
Haz una lista y prioriza lo más importante. Ten paciencia, toma aire y recuerda el motivo inicial que te ha llevado a dar el salto, los problemas no desaparecen por el hecho de emigrar pero tampoco se tienen porqué amplificar. ¡Aprende, explora, crece, comparte y disfruta esta increíble experiencia vital!
Si por el contrario, experimentas malestar constante o la angustia se alarga en el tiempo, pide ayuda. Los procesos migratorios son un momento de vulnerabilidad y es totalmente normal necesitar ayuda profesional. Yo estoy aquí para eso.
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