«Ningún hombre es una isla
entera por sí mismo.
Cada hombre es una pieza del continente,
una parte del todo.
Si el mar se lleva una porción de tierra,
toda Europa queda disminuida,
como si fuera un promontorio,
o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia.
Ninguna persona es una isla;
la muerte de cualquiera me afecta,
porque me encuentro unido a toda la humanidad»
John Donne
Te levantas sin saber muy bien qué día es, sin saber muy bien qué hacer. Perdida, con la nevera cada día más vacía y con una preocupación cada día mayor. Estás inquieta, pensando en cómo estará tu familia y tus amigos en tu país. Vives lejos de los tuyos.
Empiezas a tener la sensación de que te duele la cabeza y la garganta. ¿Me habré contagiado del coronavirus yo también? Te dices, no debería salir sin máscara ¡pero dónde coño encuentro una?
Seguro que en estos largos días has tenido alguno de estos pensamientos repetitivos que sólo contribuyen a que la situación se agrave todavía más en tu mente. A que te sientas todavía más frágil. Pero es cierto, tu realidad es complicada. ¡Qué angustia y ansiedad produce el estar lejos de los tuyos en estos momentos de alerta e incertidumbre!
Si vives en el extranjero o esta pandemia te ha cogido de viaje, seguro que sientes una inquietud todavía mayor a la esperada. Es totalmente comprensible:
En resumen, porque esta situación que puede parecer una pesadilla de la que quieres despertarte cuanto antes, la vives dos veces. Experimentas por un lado tu propia preocupación o inseguridad en el país en el que vives; y por otro lado tienes que lidiar con la añoranza, tristeza, rabia o miedo añadido por tu familia y por no poder estar con ellos. Tus sentimientos aunque puedan parecerte exagerados no los son. Respira.
Lo primero reconocer que si todos vivimos una situación crítica de alerta, y pandemia caracterizado por la incerteza, confusión y temor asociados a estos tiempos de coronavirus que nos ha tocado vivir. Los migrantes, expatriados o viajeros, entre otros colectivos, son un grupo vulnerable. Si es tu caso es entendible que tengas momentos en los que te sientes desbordada por tus emociones.
En esos momentos puede que te sientas como si estuvieras secuestrada en una especie de montaña rusa emocional de la que no puedes bajarte. Aunque es cierto que no puedes cambiar la situación que estás viviendo, si puedes influir sobre cómo tú respondes a esta situación.
Restringe la información a la que te expones. Decide cuánto tiempo quieres dedicarle al día o escoge un momento determinado al día para consultar las noticias. Aunque sea difícil, acude a las fuentes lo más rigurosas posibles.
Piensa que tus pensamientos alimentan tu alma, y la información a la que te expones contribuyen a crear tu “dieta emocional”. Te recomiendo que tu alimentación no se centre tan sólo en noticias sobre la pandemia y sus consecuencias. Diversifica.
Es necesario estar informado, pero no es saludable estar saturado. Consume información de una forma saludable.
Probablemente lo que tú estás sintiendo es lo mismo que sienten los que te rodean. Negación, miedo, tristeza, enfado, rabia o esperanza; son emociones que se asocian con distintas momentos de un proceso de duelo. Cada uno de nosotros en esa montaña rusa particular transitaremos esos diferentes estados de ánimo diferentes veces al día a lo largo del tiempo ¿Dónde estás tú ahora mismo en ese proceso?
El coronavirus ha creado una ruptura con respecto a nuestro sistema de valores y de creencias. En cierta manera vivimos un proceso de duelo ( para el que nadie te había preparado) de pérdida de nuestra sociedad de bienestar y de nuestro mundo aparentemente imperturbable.
No somos invencibles y pese a que tenemos ciertos recursos y medios para afrontar esta pandemia, puede que no sean suficientes. Muchas personas se están viendo seriamente afectadas. Es justo decir que todos estamos sufriendo de una manera u otro su impacto. En mayor o menor medida todos somos susceptibles de contagiarnos e igualmente dependiendo de la responsabilidad y solidaridad colectiva podremos salir de esto.
Participa en actos que fomenten el sentido de comunidad. Ya sea a través de las redes sociales o saliendo a tu balcón. Alza tu voz, toca un instrumento, aplaude, permanece en silencio. Participa. Siéntete parte de un todo.
Está claro que en estas circunstancias únicas tu rutina no es la habitual.
Ya no tienes la urgencia de levantarte por la mañana corriendo para ir al trabajo. Lo más probable es que no tengas que ir a ningún lado. Aunque a priori eso pueda parecer maravilloso, no lo es.
Si trabajas desde casa tampoco es sencillo, sobre todo si tienes hijos o convives con más personas. Ni tú ni nadie está preparado para un estado de confinamiento incierto, así que ante esta inestabilidad, planifica tus días.
Pon orden allí donde no lo haya.
Dedica cierto tiempo a la limpieza y a crear un espacio agradable a tu alrededor. Realiza pequeñas tareas o proyectos. Por ejemplo puedes empezar a deshacerte de esas prendas u objetos que hace siglos que no utilizas; organizar tus fotos y videos o si tienes la suerte de tener una terraza o jardín, ocúpate de tus plantas.
Más allá de los paseos rutinarios de cama-sofá, sofá-cama, tu cuerpo te pide movimiento. Si te pasas la mayor parte del día sentado o en posición horizontal, seguramente te será más difícil conciliar el sueño y descansar.
Práctica ejercicio o pon la música y ¡baila!
Si con anterioridad practicabas algún tipo de deporte lo puedes seguir ejercitando de una forma adaptada a tus circunstancias.
De no ser así tal vez este es un momento para comenzar. ¿Has hecho alguna vez Yoga? El Yoga además de ayudarte a desarrollar una mayor flexibilidad, fuerza o equilibrio, también te ayudará a controlar tus pensamientos a desarrollar una mayor consciencia de ti mismo.
Te recomiendo esta página en Inglés para practicar Shivam Yoga Dublin : http://shivamyoga.ie/
o en español, Shivam Yoga Barcelona: https://www.shivamyogabarcelona.com/
Trata de planear tu menú semanal. Lánzate a cocinar alguna nueva receta, tal vez típica del país donde resides. Por supuesto concédete algún capricho. Comer es uno de los placeres que sigue estando a tu alcance, saborea tus comidas favoritas. Lánzate a cocinar alguna nueva receta.
No te prives más, disfruta en su buena medida.
Nuestra mente tiene el potencial de llevarnos a lindos lugares.
Por desgracia tiene la tendencia natural a conducirnos a escenarios feos, sin salida.
Ahora que estás confinada, limitada de tu entorno, de las cosas o personas que te hacen sentir bien, es momento de hacer trabajar tu mente. De imaginar.
El mero hecho de imaginar, puede producir una sensación tan placentera como la de experimentar esa misma situación en el mundo real. Tu cerebro casi no percibe esa diferencia.
Así que no dejes de imaginar.
Piensa: ¿Qué será lo primero que me gustará hacer al salir de este confinamiento? (además está claro de salir corriendo desesperadamente de tu casa)
CREA UNA CLARA IMAGEN DE ESE MOMENTO
Empápate de todas esas sensaciones. Respira. Interioriza por un momento esa experiencia, siente. Imagina, eres libre de hacerlo. No construyas más muros limitantes.
Deja volar tu imaginación. Todavía lo puedes hacer.
Cierra los ojos, vuelve a tu infancia, a esas tardes interminables de juegos sin internet. ¿Era posible vivir sin internet? Parece mentira, ¿verdad?
Retoma aquellos momentos, juega a las cartas, al parchís a algún juego de mesa.
Escribe, escucha música o toca algún instrumento.
Dibuja, pinta, especialmente si tienes hijos comparte cualquier tipo de actividad manual. Experimenta.
La pandemia del coronavirus está inevitablemente ligada a la muerte. Haciendo que uno reflexione sobre la dualidad entre la muerte y la vida, tomando consciencia de su propia finitud.
Vivimos un momento único, de tristeza colectiva, llorando por las victimas en silencio, sufriendo por los enfermos, fallecidos y por sus familiares; demostrando una gran solidaridad y humanidad. Pero esto pasará. Recuerda que esto es temporal. Llegará un día que se habrá acabado.
Otro nuevo ciclo comenzará.
Es un momento para reconsiderar tu propia vida y tus prioridades.
¿Cómo te gustará que sea tu vida una vez que el confinamiento haya pasado? Reflexiona valorando los elementos importantes para ti. Diferencia entre lo esencial y lo secundario. Ya todos sabemos que la vida es muy frágil.
Mereces vivir tu vida de la manera más feliz posible para ti.
Agradece lo que tienes, cultiva aquello que quieres.