Me comprometo a ser FELIZ CONMIGO para así ser FELIZ CONTIGO
“Yo soy Yo
Tú eres Tú
Yo no estoy en este mundo para cumplir tus expectativas
Tú no estás en este mundo para cumplir las mías.
Tú eres Tú
Yo soy Yo.
Si en algún momento o en algún punto nos encontramos
Será maravilloso
Si no, no puede remediarse.
Falto de amor a Mí mismo
Cuando en el intento de complacerte me traiciono.
Falto de amor a Ti
Cuando intento que seas como yo quiero
En vez de aceptarte como realmente eres.
Tú eres Tú y Yo soy Yo.”
Fritz Perls
Buscando la Felicidad
La mayoría de las personas con las que trabajo en terapia expresan el deseo de algo fundamental: “Sólo quiero ser feliz” dicen la mayoría de mis clientes. Es así, todos buscamos la felicidad ¿quién no quiere ser feliz?
Sin embargo con frecuencia parece que la “felicidad” se resiste y está sólo alcance de algunos pocos elegidos. Uno de los mayores obstáculos reside en la expectativa de que el otro, la pareja, te hará feliz. ¡Cómo si tu pareja supiera lo que sientes o necesitas en cada momento! Si no lo sabe ni uno mismo muchas veces. Aquí reside una idealización y con ella la imposibilidad de alcanzar esa ilusión. Nadie te puede dar aquello de lo que tú no te has hecho cargo primero.
Clarificando:
En esencia, tu pareja no puede reparar los problemas por los que atraviesas. Esa tarea te pertenece a ti, aunque es cierto que tu pareja podrá ser un buen aliado en esa ardua tarea y acompañarte en ese proceso.
Simplemente tu pareja NO ES COMO TÚ ERES. Es otra persona con otro mundo interno otras experiencias, otros antepasados y otras costumbres. ¡Olvidémonos ya de la metáfora de la media naranja que tanto daño hace! Cada uno somos una entidad, una persona completa con unos valores, gustos, fracasos, decepciones y aspiraciones determinados. El tomar consciencia de nuestras diferencias hace que podamos convertirnos en un “NOSOTROS” más resistente conteniendo un “YO Y TÚ”. Incluyendo una conexión tal y como gramáticamente se traduce en la letra “Y” que nos une y nos separa a la vez, que nos permite caminar de la mano pero que nos deja a la vez tener nuestro propio espacio.
Tú eres responsable de tus elecciones, de tu trabajo y también de tu propia felicidad. Así que empieza por pensar que es lo que hace que tu corazón palpite, que tu cuerpo se agite o que tu mente se ilumine. Tal y como decía Forrest Gump “la vida es como una caja de bombones y nunca sabes cuál te puede tocar” pero hacer que cada mordisco valga la pena es posible. Saboréalo. Al igual que la elaboración de una receta de repostería, la felicidad en pareja reside en la suma de diferentes ingredientes que hay que cultivar, recoger, mezclar y por supuesto saborear a menudo.
Aunque no hay fórmulas mágicas. Hay una serie de “ingredientes” que harán que tu relación en pareja esté más afianzada y equilibrada.
Primero y lo más importante: la vida en pareja no significa olvidarte de quién eres. Todo lo contrario si mantienes una conexión fluida con tu “yo interno”; con tus sentimientos, tus intereses, aficiones, familiares y amigos con independencia de tu pareja, tu relación se verá reforzada. Una vida plena en pareja significa también tener una vida plena personal.
No es un síntoma de egoísmo sino una virtud que denota resiliencia y aceptación.
Desarrollar la confianza. En cada interacción hay la posibilidad de conectar con tu pareja o alejarte de ella. Cuanto más te distancies de ella el vacío entre ambos crecerá, debilitando así el amor que sientes o la admiración hacia el otro. Una buena dosis de conexión, de compartir, de hacer alguna actividad juntos es fundamental.
En caso de conflicto, algo inevitable en cualquier relación, la búsqueda de una reparación es necesaria. Las parejas emocionalmente inteligentes hablan sobre sus discrepancias y problemas.
Un problema específico con tu pareja puede repercutir catastróficamente en la visión global que tienes de él o ella. Haz un esfuerzo activo para que ese problema en concreto no ensombrezca la visión general que tienes de él o ella. Remplaza esos pensamientos negativos por empatía. ¿Cómo se siente tu compañerx? ¿ Sentirías tú lo mismo en su lugar?
Seguro que hay cualidades o aspectos de tu pareja que valoras. Párate un momento. Tal vez es una mujer aventurera con la que disfrutas compartiendo viajes, o es un estupendo cocinero que te deleita con sus platos. Puede que sea un padre muy cariñoso o simplemente su presencia te transmite serenidad. Sea lo que sea díselo. Seguro que le gustará oírlo y así de paso entrenas a tu cerebro a valorar las cualidades de tu pareja en vez de centrarte en lo que no te gusta o en comparar con los demás.
¿Cómo se hace eso? Todas las parejas discuten. La clave no está en estar de acuerdo en todo, sino en expresar lo que sientes sin culpar al otro. Es decir, hablar de tus sentimientos o de lo que necesitas sin imponer tu criterio o decir lo que el otro no tiene que hacer. Se amable. Es posible.
Por ejemplo, puedes decir “ Me siento triste… cuando siento que lo que digo no es importante” en vez de “ Siempre haces lo mismo y te tengo que repetir las mismas cosas una y otra vez ”.
Entre el trabajo, familia, amigos y otras mil actividades no encuentras tiempo para ti y tu pareja. ¿Llevas un ritmo frenético? La realidad es que una pareja necesita tiempo para ella misma. Así que olvídate de excusas, encuentra tiempo para por lo menos una vez a la semana “ tener una cita”: ir al cine, bailar, pasear o simplemente estar juntos. Reconectar regularmente es muy importante.
La felicidad no reside en buscar lo que no tenemos sino en cultivar lo que tenemos. Es decir, a pesar de los problemas decidir estar bien con nuestra pareja cada día.
Si necesitas ayuda o deseas más información, estaré encantada de escucharte.
Lorena Sánchez Blanco
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Referencias:
Benson, Kyle (2017). The Grass is Greener Where You Water It. The Gottman Institute.