“O que nunca estivo lonxe
non sabe o que é padecer,
de lonxe as penas aumentan
para quen sabe querer”.
-Rosalía de Castro-
¿Qué es el duelo?
Hay conceptos que forman parte de nuestro día a día pero que sin embargo su significado queda diluido, ese es el caso del duelo. Al escuchar este palabra, inmediatamente la asociamos a la muerte, sin embargo tiene una dimensión mucho más amplia.
Tal y como indica su propia etimología proveniente del latín “dolus” significa dolor, lástima, aflicción. El duelo está relacionado con una experiencia de transición, de angustia, ansiedad o de desesperación originada por distintas causas que implican una ruptura entre la vida que teníamos con anterioridad a un evento dado y la que vivimos después. El duelo puede ser debido a un fallecimiento, a una ruptura sentimental, a un accidente, desastre natural o proceso migratorio, entre otros motivos. Aunque intentemos esconder, negar o disimular nuestras emociones ante estos eventos son inevitables y totalmente normales. La psicóloga Alba Payás define el duelo como:
“La pérdida de la relación, la pérdida del contacto con el otro, la cual a su vez rompe el contacto con uno mismo”.
Paralelamente durante la migración las personas puede sentirse despojadas de:
Esta serie de pérdidas psicológicas y sociales contribuyen a que la migración pueda ser entendida como un proceso de duelo. Para conocer un poco mejor en que consiste este proceso de transición, a continuación te explico sus distintas etapas. Para finalizar te propongo distintas estrategias para que puedas afrontar esta experiencia con más recursos y confianza si es tu caso.
ETAPAS del Proceso Migratorio
El proceso migratorio puede resumirse en las 4 etapas descritas más abajo por Brink y Saunders (1977). Me gustaría matizar que estas etapas son una guía general para comprender una experiencia individual y no una verdad absoluta. Las etapas son: la etapa de luna de miel, la etapa depresiva o la etapa de “encuentro con la realidad” (como yo prefiero llamarla), la etapa de adaptación y la etapa de asimilación.
Los inicios en un nuevo país están marcados por la exaltación y la actividad. Tienes ganas de realizar todos esos sueños pendientes y de instalarte en tu nuevo destino. Normalmente, la energía se centra en las necesidades básicas tales como la búsqueda de vivienda y trabajo.
El objetivo está muy definido y la atención focalizada en esta meta. ¡Acabas de llegar y estás dispuesto a comerte el mundo!
Sin embargo el establecerte en un nuevo país no siempre está exento de imprevistos. Es entonces cuando aparecen las primeras decepciones. La literatura denomina esta etapa como la “etapa depresiva”, aunque yo considero que no es necesario convertir en una patología una experiencia normal y prefiero denominarla como etapa de “encuentro con la realidad”. Algunas de las “realidades” con las que tendrás que lidiar son las siguientes:
El vivir estas experiencias puede agudizar el sentimiento de no pertenencia, desarraigo, tristeza o malestar. No obstante dependiendo de la estrategia de afrontamiento empleada por cada uno, esta etapa durará más o menos tiempo o incluso será inexistente.
Lo más probable es que con el tiempo compruebes que el encontrar trabajo, casa y tener un círculo social no es misión imposible; aunque sentirte uno más en un país diferente es otro cantar.
Y un día sin darte de cuenta sientes que una parte de ti está ya instalada en esa nueva ciudad o pueblo, que ha dejado de ser un extraño lugar para convertirse en tu nuevo hogar.
Este momento se caracteriza por el asumir conscientemente tanto las pérdidas emocionales y culturales que implica el emigrar, como las ganancias derivadas de ello. Es decir el enriquecimiento de tu personalidad, el desarrollo de vínculos de arraigo con la otra cultura y el una visión global del mundo.
La integración de “lo dejado atrás” con los sentimientos de decepción de “ni ser de allí, ni de aquí” hace que este duelo se pueda procesar correctamente. Llegando así, a través del reconocimiento de ese “extranjero que nos habita” (Kristeva, J.) a poder asimilar todas esas partes fragmentadas de uno mismo.
Esa persona que empieza a usar la soja, mostaza ( o cualquier otra salsa típica del sitio donde vives) para amenizar la mayoría de sus platos y a la vez cada vez que visita el aeropuerto lleva la maleta cargada de aceite de oliva; la que se va a festivales internacionales para ver a su artista preferido, pero siente que como la fiesta de su pueblo no hay nada; el que conoce gente de todo el mundo pero a la vez siente que como sus amigos de siempre no hay nadie, la que pone tierra de por medio para alejarse de “ los malos rollos” o problemas familiares y a la vez se siente enormemente culpable por estar tan lejos de los suyos en los momentos difíciles. En resumen, la dicotomía se convierte en una constante en tu vida, creando así esa nueva especie de ti mismo, ese que con frecuencia se siente como la canción de Paco de Lucía, “entre dos aguas”.
Wanda Santi (1996) habla además de esa dicotomía entre lo transitorio y lo permanente. Coexistiendo una parte que quiere comprarse un colchón decente o asentarse y otra parte que ni siquiera sabe dónde va a vivir el mes que viene y habita un estado de incerteza. A la vez existe también una división entre el derecho y el deber, el que quiere ir a la boda de su mejor amigo en su país de origen, pero no puede pedir más vacaciones.
Existe una cuarta etapa que se caracteriza por un alejamiento o negación de la cultura de origen. Esta etapa no tan frecuente, suele vivirla la segunda generación. Tiene un coste emocional y un empobrecimiento personal ya que produce una reducción de su individualidad y de su identidad. En el caso de las familias que se forman en un nuevo país conlleva nuevos obstáculos o tareas a resolver. Pero eso es materia de otro artículo.
Para poder aunar todas esas dicotomías y llevar una vida más satisfactoria te comento algunas estrategias para mejorar tu adaptación a ese país en el que ya resides desde hace un tiempo.
ESTRATEGIAS de ADAPTACIÓN a un nuevo país
¿Pensabas que esta experiencia estaría chupada? Puede ser, pero en la mayoría de los casos no es nada fácil. Es un proceso enormemente complejo y variable dependiendo de los recursos ( internos y externos) de cada uno y de su situación personal. Sin embargo el emigrar ayuda normalmente a crecer, a desarrollarse personal y profesionalmente y esperemos que también a ser más tolerante.
Hay distintas estrategias que ayudan a vivir esta transición de una forma más estable, beneficiosa y gratificante. Si es tu caso, lee:
Si eres uno de esos valientes que has emigrado pero por distintos motivos esta experiencia se te está haciendo muy cuesta arriba, consulta con una psicóloga seguro que podrá ayudarte. Esta es una etapa más y pasará, date tiempo. Para lo que necesites puedes contactarme sin ningún compromiso.
Lorena Sánchez Blanco
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